lunes, 3 de noviembre de 2008

2a Ley Espiritual de la Vida

LA LEY DEL DAR
Por Dr. Harmony - Más artículos como éste

El universo opera por medio de un intercambio dinámico... Dar y recibir son aspectos diferentes del flujo de la energía en el universo. Y si estamos dispuestos a dar aquello que buscamos, mantendremos la abundancia del universo circulando en nuestra vida.

Este frágil recipiente lo has vaciado una y otra vez para llenarlo eternamente de vida nueva. Esta pequeña flauta de caña la has llevado por valles y montañas, soplando a través de ella melodías siempre nuevas...
Tus dones infinitos vienen a mí solamente en mis pequeñas manos. Pasan los siglos, y tú continúas vertiendo, y todavía hay espacio para llenar.

- RABINDRANATH TAGORE, Gitanjali



Toda relación es una relación de dar y recibir. El dar engendra el recibir, y el recibir engendra el dar. Lo que sube debe bajar; lo que se va debe volver. En realidad, recibir es lo mismo que dar, porque dar y recibir son aspectos diferentes del flujo de la energía en el universo. Y si detenemos el flujo de alguno de los dos, obstaculizamos la inteligencia de la naturaleza.

En toda semilla está la promesa de miles de bosques. Pero la semilla no debe ser acapara­da; ella debe dar su inteligencia al suelo fértil. A través de su acción de dar, su energía invisible fluye para convertirse en una manifestación ma­terial.

Cuanto más demos más recibiremos, porque mantendremos la abundancia del universo circulando en nuestra vida. En realidad, todo lo que tiene valor en la vida se multiplica únicamente cuando es dado. Lo que no se multiplica a través del dar, ni vale la pena darse, ni vale la pena reci­birse. Si al dar sentimos que hemos perdido algo, el regalo no ha sido dado en realidad, y entonces no generará abundancia. Cuando damos a regaña­dientes, no hay energía detrás de nuestro acto de dar.

Al dar y al recibir, lo más importante es la in­tención. La intención debe ser siempre crear felicidad para quien da y para quien recibe, porque la felicidad sostiene y sustenta la vida y, por tan­to, genera abundancia. La retribución es directa­mente proporcional a lo que se da, cuando el acto es incondicional y sale del corazón. Por eso el acto de dar debe ser alegre - la actitud mental debe ser tal que se sienta alegría en el acto mismo de dar. De esa manera, la energía que hay en el acto de dar aumenta muchas veces más.

En realidad, practicar la ley del dar es muy sen­cillo: si deseamos alegría, démosles alegría a otros; si deseamos amor, aprendamos a dar amor; si de­seamos atención y aprecio, aprendamos a prestar atención y a apreciar a los demás; si deseamos ri­queza material, ayudemos a otros a conseguir esa riqueza. En realidad, la manera más fácil de obte­ner lo que deseamos es ayudar a los demás a con­seguir lo que ellos desean. Este principio funcio­na igualmente bien para las personas, las empresas, las sociedades y las naciones. Si deseamos recibir el beneficio de todas las cosas buenas de la vida, aprendamos a desearle en silencio a todo el mun­do todas las cosas buenas de la vida.

Incluso la sola idea de dar, el simple deseo, o una sencilla oración, tienen el poder de afectar a los demás. Esto se debe a que nuestro cuerpo, re­ducido a su estado esencial, es un haz individual de energía e información en medio de un univer­so de energía e información. Somos haces indivi­duales de conciencia en medio de un universo consciente. La palabra "conciencia" implica mucho más que energía e información - impli­ca una energía y una información que viven en forma de pensamiento. Por tanto, somos haces de pensamiento en medio de un universo pen­sante. Y el pensamiento tiene el poder de trans­formar.

La vida es la danza eterna de la conciencia, que se manifiesta como un intercambio dinámi­co de impulsos de inteligencia entre el micro­cosmos y el macrocosmos, entre el cuerpo huma­no y el cuerpo universal, entre la mente humana y la mente cósmica.
Cuando aprendemos a dar aquello que busca­mos, activamos esa danza y su coreografía con un movimiento exquisito, enérgico y vital, que cons­tituye el palpitar eterno de la vida.

CÓMO APLICAR LA LEY DEL DAR

1) Llevaré un regalo a cualquier lugar a donde vaya y para cualquier persona con quien me encuentre. Ese regalo puede ser un elogio, una flor o una oración. Hoy les daré algo a todas las personas con quienes me encuen­tre, para iniciar así el proceso de poner en circulación la alegría, la riqueza y la prospe­ridad en mi vida y en la de los demás.

2) Hoy recibiré con gratitud todos los regalos que la vida me dé. Recibiré los obsequios de la naturaleza: la luz del sol y el canto de los pájaros, o los aguaceros de primavera o las
primeras nevadas del invierno. También es­taré abierto a recibir de los demás, sea un re­galo material, dinero, un elogio o una ora­ción.

3) Me comprometeré a mantener en circulación la abundancia dando y recibiendo los dones más preciados de la vida: cariño, afecto, apre­cio y amor. Cada vez que me encuentre con alguien, le desearé en silencio felicidad, ale­gría y bienestar.

Nota: El placer de dar… El poder de compartir… La alegría de ver felices a los demás… El saber que tenemos algo bueno para dar; crea un puente energético desde lo más profundo de nuestro interior hasta lo infinito del universo, cuando eres capaz de dar lo que tienes y lo que eres, expandes tu ser y elevas tu conciencia a un nivel superior. Dentro de ti existe la esencia más pura, más increíble y más maravillosa del universo, permítele que se manifieste y compártela con tu familia, tus amigos, tus enemigos y todo aquel que cerca de ti, entonces a experimentar la “Ley de Dar” y la "Ley de Recibir"
Basado en el Libro las 7 leyes espirituales de la vida de: "Deprack Chopra"



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